Quien haya experimentado un encuentro con ángeles, si su vida se ha visto alcanzada por el amor angélico, lo primero que sentirá es más amor por sí mismo, como si fuera un ser único y maravilloso. Y además de ese amor ha de sentirse más libre para amar a los demás, a las otras criaturas, por lo hermosa que son (incluyendo a los Ángeles). Y esas personas llegarán a amar la luz, a Dios, porque Dios es el autor de todo amor, la fuente y el objetivo final de nuestro amor.
Claro que uno puede estar tan envuelto en
uno mismo, tan dominado por un amor egoísta que cree que somos perfectos, que
terminamos por confundirnos al punto de cree que nuestros sueños o percepciones
son angelicales. Y si nos amamos de manera tan desordenada, hasta podemos
llegar a imaginarnos que un ángel nos ha llenado de amor. Pero si es así como
suceden las cosas, entonces advertiremos, observando con cuidado, que esa
experiencia no hizo que aumentase nuestro amor por Dios o por nuestros
semejantes. Por el contrario, encontraremos que todo nuestro pensamiento se ha
centralizado en mí, en el yo, no en los otros.
Cuando el encuentro angélico es auténtico,
lo primero que hará será llevarnos a la más profunda meditación y la
contemplación de los grandes misterios del universo, pero al final conseguirá
que nos volvamos hacia todo lo exterior para amar al mundo con mayor seguridad.
Los milagros se producen con mayor
frecuencia de lo que suponemos. No me estoy refiriendo a curas milagrosas de
enfermedades mortales, sino a esos pequeños milagros personales de cada uno de
nosotros, que sirve de algo así como indicadores que apuntan al hecho de que
Alguien nos ama.
Considero que los milagros son recordatorios
de que el universo dista de ser un caos imposible de ordenar o reconocer, que
hay en él un orden establecido para todo cuanto existe, y que las distintas
dimensiones a las que denominamos cielo y tierra no se hallan totalmente
separadas. Todos los milagros realizados por los ángeles, no son sino otros
tantos signos indicadores del amor de Dios, ya sea que se trate de hechos
dramáticos o de fenómenos muy sutiles.
Los Engaños del Oscuro
No me gusta hablar de la oscuridad. Creo que
cuanto más aludamos a ella, mayor será el poder que le demos, y perder nuestro
tiempo en eso no puede ser sino algo tonto, porque si miramos siempre hacia la
verdadera luz, nos veremos colmados de esa luz y la oscuridad perderá toda su
fuerza sobre nosotros. Pero también es verdad que ninguno de nosotros es tan
perfecto como para contemplar siempre la luz sin trepidar, y no hay persona tan
sabia como para que pueda distinguir siempre entre la verdadera Luz y la
oscuridad. De modo que se torna necesario establecer algún discernimiento
respecto a los espíritus oscuros para que podamos redondear esta presentación.
Los Ángeles caídos existen, son ángeles que
por diversas razones han perdido el interés genuino que deben tener los ángeles
por la raza humana, por decirlo de alguna manera. La existencia de tales
criaturas se ha reconocido desde los tiempos en que el hombre comenzó a
escribir en tabletas de arcilla o en láminas de pergamino. Son seres
personales, al igual que los ángeles de la luz.
Si bien las filosofías y teologías que a
ellos se refieren discrepan de manera radical tanto en el tiempo como en el
espacio, resulta importante comprender que, por razones sólo por ellos sabidas,
algunas veces deciden hacer notar su presencia (con disfraces que pueden
resultar muy auténticos) a fin de llevarnos por mal camino e impedir que
sigamos buscando la Luz que es Dios. Tal vez sean exactos ciertos relatos
antiguos en el sentido de que tienen celos de los humanos porque Dios nos
favoreció incluso por encima de los seres angélicos… pero eso es algo que no
puedo afirmar.
Con todo, si bien no es lo común, se sabe
que los ángeles de la oscuridad se disfrazan para hacerse pasar por ángeles del
cielo. Es por tal razón que muchos místicos que han tenido frecuentes
encuentros con los Ángeles - como por ejemplo San Juan de la Cruz y más
recientemente el Padre Pío, un sacerdote italiano que muestra los estigmas -,
siempre han desconfiado de sus encuentros, tanto si se trató de un ángel o de
otro ser humano (como por ejemplo la Virgen María) o incluso del propio Dios.
El temor ante la posibilidad de no estar en
condiciones de distinguir la Luz de la oscuridad ha impulsado a más de uno a
evitar por completo los encuentros con ángeles. Todavía hoy, son muchos los que
aconsejan tener muchas precauciones con el tema de los encuentros angélicos, en
razón de que los poderes de engaño del oscuro son muy grandes.
Quiero decir que los ángeles de la
oscuridad, sólo hasta cierto punto están en condiciones de falsificar a los
verdaderos Ángeles de la Luz. Es que directamente no tienen en su interior
capacidad para que una persona pueda desarrollarse en dirección a la Luz, como
tampoco para sentir amor y gozo verdaderos, por la sencilla razón de que ya han
dejado de saber qué son esas cosas. Son incapaces de producir nada que no sean
frutos falsificados, que pronto se destruyen, se pudren y se vuelven amargos.
Por lo general, ni siquiera intentan
conquistar nuestra mente por medio del mal en sí mismo. Nos seducen para
llevarnos a la adoración de nosotros mismos y de los dones de que disponemos,
tal como si nos hubiésemos creado solos y nos hubiéramos dado todas esas
capacidades de que disponemos. En lugar de volvernos hacia la Llama que es
Dios, nos engañan induciéndonos a penar que esas pequeñas lenguas de la Llama
que ilumina y da calor a nuestro espíritu son ellas mismas la verdadera Luz, la
auténtica llama.
En todos los casos, cuando nos volvemos
hacia la Luz, la oscuridad pone pies en polvorosa, y creo que es todo cuanto
debemos saber sobre esta cuestión, a menos que tengamos que tratar con ellos o
seamos sencillamente unos tontos.
EL TEMOR Y EL MIEDO
Lo contrario del amor, en cierto modo, no es
el odio sino el miedo, el temor. Porque el odio no es nada tangible, es un
vacío que significa la total ausencia de amor, un cero absoluto en la escala de
amor. El miedo en cambio, es otra entidad: es lo que cualquiera de nosotros
experimenta cuando no confía en el amor que alienta en nuestro corazón. Y por
cierto que en estos días nuestras muestras de confianza son muy escasas.
No creemos en nuestros hijos ni en nuestros
cónyuges, en nuestro trajazo y ni siquiera en nuestro país. Como resultado de
todo ello, podemos llegar a estar tan colmados de temores, incertidumbres y
ansiedades, que al final nuestra vida se paraliza… Pero es imposible
transformarlos.
Nos sentimos descontrolados, o creemos que
nos controla nuestra vida y no al revés. Queremos tocar a nuestros ángeles y
sentir que ellos a su vez nos tocan, porque sentimos que no los afectan
nuestros miedos: ellos creen y confían en el Amor, del cual son sin la menor
duda sus servidores.
De modo que, para nosotros, los ángeles
constituyen una fuente de paz y tranquilidad que por todos los medios tratamos
de asumir y aprender de ella. Muchas personas son llevadas a alcanzar esa
serenidad total que gobierna al ser angélico tratando de compartirla o
comprenderla para que también peda bendecir sus vidas.
Desde luego, habrá algunos que quieran
llegar demasiado lejos, gente que no desee tomar el control de su vida sino que
se alegraría de que la gobernasen totalmente los ángeles. Se trata en esos
casos de sujetos cuya personalidad es tan frágil, o ha sido tan sacudida, que
para cualquier actitud que tomen tienen necesidad de que alguien los guíe y con
todo gusto se apoyarían en los ángeles. También esas personas buscan entrar en
contacto con sus ángeles.
Asimismo, para algunos, los ángeles
constituyen una suerte de figuras sustitutivas de Dios.
Muchos adultos
consideran que el moderno concepto de Dios les resulta inaceptable, o harto
impersonal y distante, como tampoco aceptan que, según la antigua doctrina,
Jesús sea Dios bajo una forma humana, personal y accesible. Sin embargo, la búsqueda
de Dios forma parte de nuestro ser más interior. Es universal la necesidad de
estar unidos a nuestra Fuente.
Tales personas ven con frecuencia en los
ángeles aquello que aún no pueden percibir en Dios: amor personal que surge en
ellos porque han sido tocados; una sabiduría que no reconoce tiempos y los
alcanza para enriquecerlos; una fuerza increíble elaborada para inspirarlos.
TRABAJO CONJUNTO
Los convoquemos o no, los ángeles están con
nosotros en nuestra vida cotidiana, dispuestos, deseosos y encantados de
ayudarnos. No importa lo que hagamos: meditar, hacer compras, conducir el auto
o bucear a profundidad, ninguna tarea es demasiado pequeña, ningún objetivo
demasiado grandioso como para no merecer su afectuosa atención.
Ahora veremos algunos ejemplos de las
maneras en que nuestros compañeros celestiales acompañan y animan las
actividades cotidianas, y de cómo puedes solicitar su ayuda para alcanzar tus
objetivos.
Algunos libros contemporáneos sobre los
ángeles se concentran en las intervenciones milagrosas, incidentes en que se
salvaron vidas y se evitaron calamidades. Aunque son apasionantes,
indiscutiblemente, esos acontecimientos suelen producirse sólo una vez en la
vida, sin embargo los ángeles están muy presentes y disponibles para todos y cada
uno de nosotros, todos los días y no sólo en ocasiones especiales.
Por dispuestos que estén a ayudarnos, los
ángeles no son hadas de la buena suerte que toquen tu copa con una varita
mágica y te otorguen todos tus deseos. Pueden ayudarte a alcanzar lo que desea
tu corazón, pero no crear tu destino. Eso sólo pueden hacerlo Dios y tú. Lo que
hacen los ángeles es servir a Dios mediante cada uno de nosotros. En realidad,
más de uno de nuestros invisibles ayudantes nos han sugerido, en muchas
ocasiones, que los humanos somos las manos de los ángeles y la voz de sus
mensajes inspirados.
Cuando aprendes a conversar con tus ángeles,
entras en una asociación de trabajo con ellos. Un socio es alguien que trabaja
contigo, que comparte tu alegría, te arroja la pelota y te respalda en tiempos
de vacas flacas. Para desarrollar esa sociedad, basta con acordarte de pedir
ayuda a tus ángeles, y con frecuencia se te presentarán cuando realmente los
necesites, aunque hayas olvidado llamarlos.
Pide a tus ángeles que te acompañen durante
tu vida cotidiana. Pídeles que te aquieten o te guíen las manos cuando hagas
algo que requiera habilidad y precisión. pídeles que te conduzcan a
alojamientos adecuados si estás en una ciudad que no conoces. Pídeles que
aseguren un viaje y un regreso sin peligros y que faciliten los trasbordos
cuando viajéis, tú o tus personas queridas. Cuando quieras expandir tus
conocimientos, tu capacidad o tus habilidades, no dejes de pedírselo a tus
ángeles.
Uno de los beneficios de recurrir a los
ángeles es que el acto de pedir elevará tu manera de encarar las cosas. Al
refinar tu actitud, al abrirte a la afirmación y a un punto de vista positivo,
realizas tus posibilidades de éxito en todo lo que haces o deseas lograr. Al
visualizar el mejor resultado posible, atraes las energías positivas para que
fluyan hacia ti.
Desde los tiempos más remotos, la gente ha
trabajado con las energías positivas para crear lo que deseaban en el plano
físico. Como resultado han crecido culturas y civilizaciones. A lo largo de milenios,
cierta maneras de operar energéticamente han resultado invariablemente
efectivas para el propósito de la manifestación. Reciben distintos nombres de
los diferentes sistemas y escuelas de pensamiento; algunos cambian el orden de
la ejecución. Pero las leyes o pasos siguen siendo los mismos. En realidad son
muy simples y, con ayuda de tu ángel, puedes utilizarlos para alcanzar tus
objetivos.
Si bien hay muchas variaciones y agregados
al proceso de manifestación, existen sólo cinco principios que se aplican
universalmente. Con la asistencia angélica puedes ampliar notablemente el poder
de estas leyes, porque la naturaleza angélica contiene un ingrediente vital
para la manifestación: una amorosa aceptación. Como los ángeles existen en un
plano de pensamiento superior, más próximo al reino de la Fuente Creativa,
pueden ayudarte a sembrar tu meta en la dimensión donde el pensamiento es,
realmente, creación.
1) El primer paso en la
manifestación es la intención. Tomas la decisión consciente de tener lo que deseas.
Si no estás segura de desearlo de verdad, dedica unos minutos a imaginarte
teniéndolo. Si no puedes visualizar o sentir cómo es, quizás no lo quieras del
todo. O tal vez no crees poder tenerlo. A veces dejamos de desear algo cuando
pensamos que no podemos tenerlo, aunque no dejemos de quererlo, por supuesto;
simplemente, negamos el deseo. Con frecuencia, el miedo a la desilusión
debilita la intención. Tenemos miedo de no conseguir lo que deseamos. Este
miedo se crea en la sensación de poco valer.
2) El segundo paso para
alcanzar tu meta es el compromiso de obtenerla… y estar dispuesto a aceptar
todo lo que te traiga. Tienes que estar segura. Nada de melancólicos "tal
vez" o "si yo pudiera". Nada de ambivalencias. Este paso requiere
que concentres tu intención y experimentes la convicción de que puedes tenerlo.
¿Alguna vez obtuviste algo que deseabas desesperadamente, sólo para descubrir
que, después de todo, no lo querías? ¿O no supiste qué hacer con lo obtenido?
La culpa está en la falta de compromiso.
3) El tercer paso
requiere afirmación: reclamar lo que deseas utilizando una visualización,
afirmándolo en voz alta y escribiéndolo o dibujándolo. Puedes hacer cualquiera
de estas tres cosas, pero cuantas más hagas, mejor, porque cada una activa tu
intención y comienza a establecerla en el reino físico. Para visualizar el
logro de tu objetivo experiméntalo tan plenamente como puedas, por medio de
tantos sentidos como te sea posible: debes verlo y sentirlo, oírlo, tocarlo y
hasta degustarlo, si se puede.
Afirma lo que deseas diciendo en voz alta:
"Ángel quiero tener…. ". Recuerda las palabras de la Biblia: "En
el principio fue el verbo". El sonido de tu voz crea una onda y el poder
de tu intención la claridad de tu visualización, dan esa onda potencia y duración.
Algunas personas hacen un mapa del tesoro de
lo que desean, recordando figuras que ilustren su meta y pegándolas en una hoja
de papel o cartón.
Cada uno de estos actos reforzará tu
convicción interior, iniciando la realización de lo que desea. Estás co-creando
con nuestro Creador, con la ayuda de tus bien amados ángeles. Tu parte consiste
en concebir todo el cuadro y cómo quieres que sea.
4) El cuarto paso es la
gratitud, dar gracias por la manifestación, como si ya se hubiera producido.
Existe ya en otra dimensión, que es familiar a nuestros alados colegas. Sé
generosa con tu agradecimiento y tus alabanzas a la Fuente de Todo.
5) El quinto paso es el
más difícil: el desprendimiento. Tienes que liberar tu meta hacia el Universo,
para que este pueda hacerse cargo y entregar lo que has pedido. Cinco breves
palabras te ayudarán a recordarlo: "Déjalo y deja a Dios".
INVOCACIONES Y ORACIONES
Matinales
A los Devas de
Ceremonias
Hermanos de las huestes dévicas,
Venid todos en nuestra ayuda.
Dadnos vuestro ígneo poder dévico
Como os damos nuestro amor humano.
Llenadlo todo con poder y vida;
Participad con nosotros en los
trabajos de esta tierra
Para que la vida formal se torne
libre.
A los Ángeles de la
Música
¡Salve, Devas de la Música!
Venid en nuestra ayuda.
Entonad par nosotros cantos de
alegría.
Llenadnos con vuestra divina armonía.
Despertadnos para que podamos oír
vuestra voz.
Armonizad nuestros oídos con vuestro
canto.
Animad nuestra música terrena con
vuestra luz.
Participad con nosotros en los trabajos
de la Tierra.
Que los hombres oigan las melodías
que cantáis
Más allá de los reinos del Tiempo y
el Espacio.
A los Devas
Guardianes del Hogar
¡Salve, Ángeles Guardianes del Hogar!
Venid en nuestro auxilio.
Participad con nosotros en nuestra
labor y recreación.
Estad con nosotros para que oigamos
vuestros vuelos
Y sintamos vuestro aliento en
nuestras mejillas.
Acercaos y sentid nuestro amor
humano;
Tomad nuestras manos en las vuestras.
Relevadnos por algún tiempo
Del agobio de esta carne.
Permitidnos participar con vosotros
De vuestra admirable libertad por el
espacio,
De vuestra inmensa vida en el aire
soleado,
De vuestra gran intensidad jubilosa,
De vuestra unidad con la Vida.
Ayudadnos a trabajar y recrearnos,
De modo que se acerque el tiempo
En el que toda nuestra raza
Os conozca bien
Y os salude como hermanos peregrinos
En el sendero de Dios.
¡Salve Ángeles Guardianes del Hogar!
Venid en nuestro auxilio.
Participad con nosotros en nuestra
labor y recreación,
Para que la vida interior sea libre
A los Ángeles
Constructores
¡Salve, huestes dévicas
constructoras!
Venid en nuestro auxilio.
Ayudad a este nuevo nacimiento
En el mundo de los hombres.
Fortaleced a las madres en sus
dolores.
Enviad vuestros ángeles de bien,
Que atiendan el lecho del nacimiento
Y asistan a la alborada
De esta nueva vida.
Dad al niño que viene
La bendición del Señor.
¡Salve, huestes dévicas
constructoras!
Venid en nuestra ayuda.
Ayudad a este nuevo nacimiento
En el mundo de los hombres,
Y que su Divinidad interior pueda
verse en libertad.
A los Ángeles
Sanadores
¡Salve, Devas del Arte de Curar!
Venid en nuestra ayuda.
Derramad vuestra vida que cura
En este … (dígase lugar o persona)
Que toda célula se cargue de nuevo
Con fuerza vital
Dad la paz a todo nervio.
Que el sentimiento atormentado se
calme.
Que la marea creciente de la vida
Inflame todo miembro
Para que vuestro poder curador
Restablezca alma y cuerpo.
Dejad aquí (o allí) un ángel que
vele,
Conforte y proteja,
Hasta que vuelva la salud o la vida
se aleje,
Para que mantenga alejado todo mal,
Acelere el retorno de la fuerza,
O conduzca a la paz donde cese la
vida.
¡Salve, Devas del Arte de sanar!
Venid a nuestra ayuda
Y participad con nosotros de los
trabajos de esta tierra.
Que Dios se vea libre en el hombre.
A los Ángeles de la
Naturaleza
¡Salve, Devas de tierra y cielo!
Venid en nuestro auxilio.
Dad fertilidad a nuestros campos.
Dad vida a todas nuestras simientes,
Para que esta nuestra tierra sea
fructífera.
¡Salve Devas de tierra y cielo!
Venid en nuestro auxilio.
Participad con nosotros en los
trabajos
De nuestro mundo.
Que la Divinidad interior sea libre.
A los Ángeles de la
Belleza y el Arte
¡Salve, Ángeles de la Mano de Dios!
Venid en nuestra ayuda.
Imprimid en nuestros mundos
De pensamiento, sentimiento y carne
Un sentimiento de Belleza Divina.
Ayudadnos a percibir la visión del
YO,
A reconocer en todas las cosas
creadas,
La Belleza del Yo.
Que a través de la Belleza
encontremos,
Profundamente oculto tras velos
externos,
De color, línea y forma,
El verdadero YO.,
Así habiéndonos ayudado,
Inspirados con el poder
De expresar en nuestras vidas
Todo cuanto hayamos visto,
La Bondad, la Verdad y la Belleza.
Permitid que os veamos y conozcamos,
Ángeles de Su Mano;
Que al veros aprendamos a participar
En vuestra tarea de sembrar belleza
por El mundo.
¡Salve, Ángeles de la Mano de Dios!
Venid en nuestro auxilio.
Participad con nosotros en los
trabajos de la tierra.
Para que la belleza interior pueda
revelarse.
Himnos Vespertinos
de Plegaria y Acción de Gracias
Que las bendiciones de lo alto
Fluyan y embellezcan al amor humano,
Que por gratitud enviamos a vosotros
Los Ángeles protectores del día.
Aceptad nuestro amor y oraciones de
gratitud
Y ayudadnos a vivir y trabajar de tal
modo
Que siempre y día tras día
Vuestras huestes nos encuentren
Cada vez más con vosotros.
Imploramos esta noche vuestra tutela
para todos;
Estad con los niños, los ancianos y
los enfermos.
Rodead sus lechos con las alas de la
vida y la paz.
Protegedlos, os rogamos, hasta la
aurora
Y que, al volver una vez más el sol
A darnos vida, calor y luz,
Volvamos a empezar nuestras obras
Con salutaciones y alabanzas
A Aquel que es Padre de todos
nosotros.
Que muy juntos todos
Sus humanos y angélicos hijos
Trabajen en Su Nombre
Para alcanzar el glorioso día
En que en nuestro mundo y el suyo
Reine sólo su Voluntad. Amen.
La noche nos congrega al cerrar
nuestro terrenal día,
Y ahora aquí nos congregamos, nuestra
angélica hueste,
Para ofrendarte nuestro amor y
gratitud,
Para darte las Gracias por tu
servicio.
Que Aquellos que trabajan siempre,
noche y día,
Derramen sobre ti múltiples
bendiciones,
Te envía su Amor y gracia
sobrehumanos,
Que su Compasión y Vida te colmen
Hasta que rebosantes corrientes de
amor caigan
De ti hasta nosotros y retornen otra
vez a ti,
Uniendo nuestros corazones con
vínculos fraternos,
Enlazándonos con lazos de amor
divino.
Te rogamos que siempre respondas a
nuestra llamada,
Porque siempre estarán para ti
abiertos nuestros corazones.
Acercaos más, benditos mensajeros de
Dios.
Queremos oír a Dios en el batir de
vuestras alas.
En silencio y serenos de corazón y
mente
Te saludamos al cerrarse el día.
Que Él te envuelva en sus eternos
brazos
Hasta que su esplendor y júbilo
brillen en ti.
Bendito seas, permanece con los niños
esta noche.
Permanece con los ancianos y
enfermos.
Que cada lecho tenga su ángel
guardián
Para que todos duerman en paz y
despierten a tiempo
De sentir la presencia del guardián,
aún con ellos. Amén.
fuente CREADORA ALEXIIS
MUETTERKEN q.e.p.d y Publicado por Maria Elena Syro P
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