Debemos examinar profundamente cualquier encuentro de tipo espiritual para constatar si se trata realmente de un encuentro angélico o no. A fin de ayudar en esta evaluación quiero mencionar unos cuantos puntos que es preciso tener en cuenta.
1) Los encuentros con ángeles no nos
dejan una sensación de ansiedad ni temores indefinidos.
Los ángeles son seres de luz; viven su vida
plenamente en paz y en el gozo de saber que están actuando en untado de acuerdo
con su naturaleza. No se limitan a presentarse ante nosotros, entregarnos su
mensaje y desaparecer dejándonos con miedo y ansiedad. Por lo menos no lo hacen
sin dejarnos la solución para nuestras ansiedades. Dios es la certidumbre
definitiva, la afirmación de toda bondad; las inspiraciones que nos llegan de
Dios, ya sea a través de sus ángeles o por cualquier otro medio, son
completamente positivas y concebidas para nuestro mayor beneficio. Por
supuesto, tales mensajes no son toda dulzura y luz. Pero, por muy duro que nos
resulte recibirlo, siempre trae amor, siempre es positivo y claro.
Un verdadero mensaje de los ángeles nos deja
con una sensación de confianza, para nada ansioso. No importa que el mensaje
sea gozoso o cargado de íntima sobriedad, siempre sentiremos una gran confianza
interna en el sentido de que el contenido del mensaje nos será de provecho, es
adecuado para nosotros y armoniza con lo que, en lo más hondo del espíritu,
sabemos qué son las cosas correctas y sinceras.
En otros casos, el mensaje podrá aumentar
nuestra comprensión de lo que somos y para qué estamos en la tierra, porque nos
conduce hacia lugares más profundos de nosotros mismos, en corazón y en
espíritu, pero aún en un caso así, al final siempre sentimos una confianza
absoluta y plena de que el mensaje es verdadero.
2) Los ángeles no nos dejan
confundidos
San Pablo hizo notar que "Dios es un
Dios de orden, no de confusión". Los ángeles llegan a nosotros
provenientes de Dios. ¿Sería entonces posible que Dios se tomara el
"trabajo" de enviar a un mensajero celestial con capacidad para
revestir la forma que se considerase necesaria para comunicarse,.. y luego se
limitara a dejarnos un mensaje confuso?
No. Por supuesto, eso no quiere decir que
Dios pase por alto nuestra mente humana. Lo que hemos de hacer es pensar en un
mensaje angélico, actuar en consecuencia, y hacer que forme parte de nosotros
antes de que podamos aprovecharlo. Sin embargo, según podemos ver, la confusión
existente en nuestra sociedad y en nuestras propias vidas, no estamos viviendo
del todo y a la perfección en la luz, puesto que en tal caso ya no existiría el
desorden y mucho menos el caos. Cuando uno de esos mensajes está lleno de
incoherencias, elaborado con señales confusas, es muy posible que haya surgido
de nuestra propia mente.
3) Los ángeles no intentan obligarnos
a nada.
Cuando los ángeles llegan a nosotros
trayendo un mensaje, ese mensaje es de Dios; no se trata de mensajes de los
propios ángeles.
Cuando recibimos un mensaje que, a nuestro
entender, puede ser angélico en su origen, y tan perentorio que nos sentimos
impulsados a cumplirlo sobre la marcha, o cuando consideramos que no nos queda
otra elección o incluso que, en caso de no cumplir el mandato, sobrevendrá un castigo,
entonces hay que dudar de que se trate de un mensaje proveniente del cielo.
Uno de los aspectos más preciados de la
naturaleza humana es el libre albedrío, la capacidad de que estamos dotados
para elegir según sea nuestra voluntad entre lo malo y lo bueno, o
sencillamente lo que consideremos que sea más conveniente para nosotros.
Los impulsos que provienen de Dios, ya sea
en forma directa o durante el transcurso de nuestra vida, están destinados a
ayudarnos para que podamos hacer lo bueno, lo inteligente, y lo que contenga
amor. Dios nos ha creado como seres que pueden elegir, y que se sienten
satisfechos por el hecho de poder hacerlo; por lo tanto, Dios no ha de
forzarnos en modo alguno, y mucho menos a través de mensajes llevados por los
ángeles.
Cuando los ángeles llegan a nosotros con un
mensaje que compromete nuestra mente o nuestra voluntad, siempre está destinado
a dejarnos con la necesaria libertad para elegir.
4) Los mensajes angelicales llaman la
atención hacia el que los envía y no hacia el mensajero.
¿Se te ha ocurrido pensar por qué razón los
ángeles se presentan con más frecuencia bajo la apariencia de seres humanos
comunes, para nada celestiales, criaturas apenas metidas en un cuerpo que
algunas veces tenemos el privilegio de ver? Creo que es así porque no quieren
que nos fijemos en ellos más de lo indispensable, sino en el mensaje que nos
traen y en Aquel que lo envía.
Siempre que recibamos un mensaje que de
alguna manera no nos incite a aproximarnos más a Dios - es decir, a rezarle o agradecerle,
ya sea en voz alta como estableciendo una comunicación sin palabras será
conveniente que echemos un vistazo a nuestro interior y nuestra capacidad
creativa como posible fuente del mensaje.
Si la figura del mensajero aparece tan opaca
entre nosotros y el mensaje (o quien nos lo envía) como para que sólo podamos
verlo en él, entonces ese mensajero no es un ángel. Es necesario subrayarlo
constantemente, los ángeles nunca se interponen en el camino. No quieren
convertirse en el centro de nuestra atención durante más tiempo del
indispensable para entregar su mensaje o hacer aquello para lo cual han sido
enviados.
5) Examinar siempre los frutos de
cualquier encuentro angélico o de todo mensaje que se le presente, tanto en su
vida, como en la vida de los suyos
Creo que Jesús lo expuso con toda claridad
cuando recordó que "por el fruto se conocerán los árboles, pues un buen
árbol siempre tendrá que dar buenos frutos…." Un encuentro angelical
proveniente de Dios y no de la propia imaginación siempre tiene que producir
buenos frutos, resultados tangibles.
Desde luego, cuando nuestro propio anhelo de
encontrar a Dios nos lleva a imaginar más de una cosa, más de lo que ofrece la
realidad, también encontraremos buenos frutos. No somos troncos muertos, ni
mucho menos; somos criaturas extraordinarias, hermosos seres, y tengo la
certeza de que cualquiera de nosotros tiene que haber producido alguna vez un
puñado de dátiles o de jugosas aceitunas. Pero si tropieza con alguna
negatividad dañina - es decir, malos frutos - como resultado de un encuentro
con un ángel, con toda sinceridad tengo mis dudas de que se trate de uno de
esos encuentros.
6) Poner a prueba todo aquello que
parezca ser un mensaje angélico pero esté en contracción con lo que tienes por
cierto, sabio y pleno de luz y amor
Otra forma de poner a prueba la realidad de
un encuentro angélico consiste en examinar muy a fondo el contenido del
mensaje, y también lo que el portador dice y hace. Los ángeles son enviados de
Dios, cuyas palabras dirigidas a nosotros siempre han de estar colmadas de luz,
gozo, paz, sabiduría, amor, coraje y confianza.
Por lo tanto, las palabras que nos digan los
ángeles deberán estar siempre en condiciones de conducirnos hacia un amor más
grande, hacia la alegría y la confianza. Lo mismo pasa con los hechos de los
ángeles, que nos conducen hacia la luz, la paz y todas las cosas buenas que
provienen de Dios.
Si un ser que se aparece en una visión
ordena que alguien le encienda velas todos los días, o de algún otro modo
tratar de dirigir la atención del que recibe el mensaje hacia los mismos que lo
traen, entonces tendremos la obligación de examinar mucho más de cerca todo lo
que se relacione con la autenticidad o no del mensaje. Hemos de tener siempre
en cuenta que los ángeles no atraen hacia ellos más atención de la que
consideran necesaria.
7) Todo encuentro angélico nos cambia
mucho o poco, pero siempre para mejor.
Siempre que Dios llega a nosotros a través
de sus ángeles nos resulta imposible no cambiar de alguna manera muy sutil. Es
posible que el encuentro nos sirva para despertar un interés acerca del reino
espiritual que jamás habíamos tenido, o por lo menos alguna curiosidad en ese
sentido.
Quizás el encuentro nos haga penar en lo
afortunados que hemos sido y nos impulse a sentir más piedad y más sentido de
solidaridad con los más necesitados y menos venturosos. Es posible que nos haga
comprender lo valiosos que somos a los ojos del cielo, cuán maravillosos somos,
qué gloriosas son todas las creaciones de Dios.
Tal vez alcancemos a oír una vocecita que
nos trae la certeza de que Dios nos ama, tal como tantas veces ocurre cuando un
ángel acude a rescatarnos de una situación difícil o peligrosa.
Del modo que sea, siempre hay allí un resto
de gracia, como un fertilizante programado para actuar en el momento debido,
destinado a permitirnos crecer. O hay encuentro con los ángeles pensado para
dejarnos tal como estábamos, sea donde fuere que hayamos estado. Si no podemos
crecer un poco, o por lo menos experimentar la necesidad de crecer (lo hacemos,
ya que, después de todo, siempre tendremos el libre albedrío para crecer o no),
¿cómo podremos decir que nos hemos encontrado con un ángel?
8) Los encuentros con ángeles no
pueden tener consecuencias perjudiciales para quienes nos rodean
Esto no quiere decir que todos deban
creernos cuando les hablamos de nuestros encuentros con los ángeles. Pero sí
podemos confiar en que la misión angélica significa para nosotros - y para
quienes nos rodean y a quienes amamos - nada más que amor y paz.
En ocasiones las reacciones de los que están
junto a nosotros, en cuya buena voluntad creemos, pueden servir de mucho para
ayudarnos a determinar si en realidad hemos sido tocados por un ángel. Cuando
los demás le digan que está procediendo de manera ajena a su carácter habitual,
y no precisamente para mejor sino más bien todo lo contrario, entonces
convendría ponerse a pensar seriamente en cómo seguir la pista a sus actos
hasta llegar a la experiencia. Si lo consigue, cuídese antes de atribuirlo todo
a un mensajero celestial.
9) Todo ser al que podamos convocar,
ya sea por medio de ritos o sin ellos, probablemente no sea un ángel.
Conviene no olvidar que los ángeles son
seres soberanos, dentro de los límites marcados por su servicio hacia nosotros
y para con la Divinidad. No se trata de seres a los que podemos dominar a
voluntad.
Jamás podríamos convocar a un ángel para que
apareciera ante nosotros y ni siquiera para que nos hablara, ya sea merced a
nuestra propia energía o reuniendo a un grupo dispuesto a aunar voluntades,
como tampoco utilizando artefactos tales como la tabla Guija o las cartas de
Tarot.
Jamás se podrá forzar a uno de esos seres.
Los propios ángeles se encargarán de hacer saber cuándo consideran que
corresponde presentarse, y ellos entienden que deben hacerlo sólo cuando Dios
les comunica que el momento es el adecuado.
ÁNGEL DE LA GUARDA
Cada
persona en la Tierra tiene asignado un ángel de la guarda. Cada ser humano,
independientemente de sus creencias, aspecto físico o condición, tiene el
privilegio de poseer un ángel de la guarda. Está contigo siempre, vayas donde
vayas, hagas lo que hagas. Tu ángel de la guarda ha estado siempre contigo
incluso cuando decidiste venir a l mundo en tu forma actual de ser humano.
También recuerda y también tiene en cuenta las metas que te has marcado en la
vida, y tampoco olvida las aspiraciones que yacen en tu subconsciente.
Seguro que recordarás alguna situación de
peligro en tu vida de la que podrías haber salido gravemente herida y que una
fuerza invisible te condujo a la salvación. quizas no hayas tenido una
experiencia así, pero habrás leído u oído de alguna similar. La mayoría de los
que conducimos un auto, especialmente por las carreteras, conoceos la
existencia de ángeles de la guarda. Varias veces habrás visto coches al borde
de un accidente que, empujados por una extraña fuerza, han evitado una colisión
en el momento preciso.
Cuando uno resulta gravemente herido y
alguien acude a salvarle la vida en el instante preciso, éste último
generalmente va porque "algo" le ha indicado que fuera. El ángel de
la guarda del herido ha ido a buscar al ángel de la otra persona y le ha transmitido
la llamada de socorro. Fundamentalmente, se sabe que los ángeles de la guarda
nos vigilan y protegen en cada uno de nuestros movimientos.
¿Por qué pues no intentamos llegar a conocer
a nuestro ángel de la guarda? Tu ángel de la guarda puede ayudarte de muy distintas
maneras, aparte de salvarte de accidentes de coche o de daños físicos. Cultiva
una profunda relación con tu ángel de la guarda. Le puedes pedir sabiduría y
clarividencia en los momentos más confusos de tu vida. También puedes conseguir
que tu ángel establezca contacto con los ángeles de la guarda de tus amistades
para que así puedan comentar entre ellos tus relaciones.
Haz caso de tu intuición; ésta irá en
aumento si estás en armonía con tu ángel. Ten en cuenta que los mensajes de
advertencia y consejo que recibes de tu ángel de la guarda llegan a ti gracias
al conocimiento profundo de tu intuición. ¿Has dejado alguna vez de hacer algo
porque de repente has tenido la sensación de que iba a ser un error, dándote
cuenta más tarde de que si lo hubieras hecho, los resultados habrían sido
desastrosos?
Sé creativo con tu ángel de la guarda. En tu
intimidad, compórtate como el niño que tiene un amigo y confidente invisible. A
los ángeles les encanta. Se sabe que los niños ven y hablan con sus Ángeles.
Esto sucede antes de que puedan expresar aquello que ven con exactitud, pero
hay algunos que recuerdan cuando podían ver y hablar con su ángel de la guarda.
En determinados periodos del desarrollo de
un niño sus ángeles de la guarda llaman a sus ayudantes. El ángel suele
necesitar ayuda cuando el niño cumple los "terribles dos años" de
edad. Después de que todo haya vuelto a su cauce (esto depende del niño), no se
precisa de ayuda extra hasta que el niño pase a la adolescencia y comience a
conducir. En este momento, algunos jóvenes disponen de un ejército de Ángeles
de la guarda, pero la mayoría de ellos cuentan por lo menos con dos Ángeles que
trabajan horas extras para protegerlos durante esta etapa tan arriesgada. A los
veinte años, edad en que los jóvenes son conscientes de que no son
indestructibles, la ayuda angélica ya no es tan necesaria. Más adelante en la
vida la ayuda extra variará según las necesidades.
Un gran número de seres humanos sufre a lo
largo de su vida y esto hace que se produzca una regresión en su crecimiento
espiritual, porque se sienten profundamente desdichados. En el subconsciente de
estas personas existe la idea de suicidio cuando tienen que reaccionar o tomar
decisiones importantes en la vida. Los ángeles se sienten frustrados cuando deben
asistir a estos infelices. Es obvio que los Ángeles no participarán de esta
infelicidad. Por lo tanto éstos sólo pueden esperar a que estas personas
decidan dejar de sufrir y se produzca así una transformación. Estamos dotados
de libre albedrío, así que, si queremos sufrir, o creemos que esto es lo
apropiado, es problema nuestro.
A veces creemos que los ángeles están de
vacaciones. Algo que creemos que ni Dios ni nuestro ángel de la guarda lo
permitiría, ocurre. Uno de los grandes misterios de la vida es entender por qué
a personas buenas les acaecen desgracias y, en cambio, malas personas tienen
suerte en la vida. Podemos elucubrar al respecto y encontrar respuestas tales
como el karma y a otras tantas lecciones que debemos aprender. Pero nunca se
puede responder de manera satisfactoria a la pregunta de por qué existe la
injusticia en el mundo. Nuestros ángeles de la guarda nunca se van de
vacaciones, pero cuanto más positivos y optimistas seamos, más fácil les será
protegernos y darnos sustento.
Así pues, llénate de esperanza, confianza y
fe, porque tu ángel de la guarda siempre se ocupará de ti. No te preocupes por
el mañana, sé feliz por ser quien eres y da gracias a tu ángel de la guarda.
Ten siempre presente que él es el mismo hoy, que ayer y que mañana. El quiere
recordarte que en estos momentos estás viva y que, te guste o no, esto es un
hecho.
Tu ángel te vigila y controla cada uno de
tus pasos, esperando siempre un progreso. Ya sea de la desgracia a la
normalidad, de la normalidad al bienestar o del bienestar a la felicidad
absoluta; tu ángel siempre quiere llevarte a un escalos superior. Estará
siempre a tu lado para recordarte el importante papel que juegas en este
planeta tan concurrido.
La costumbre católica de recitar la oración
del Ángel de la Guarda puede ayudarte a sentir la presencia de tu ángel:
Ángel de
la Guarda, dulce compañía
No me
desampares ni de noche ni de día.
Las horas
que pasan, las horas del día,
Si tú
estás conmigo serán de alegría.
No me
dejes solo, sé en todo mi guía
Sin ti soy
chiquito y me perdería.
Ven
siempre a mi lado, tu mano en la mía,
Ángel de
mi guarda, dulce compañía.
¿QUIÉN SOY YO?
Conocerse a sí mismo no es por cierto tarea
sencilla, pero sí esencial, siempre que nuestro deseo sea llegar a aprender
cómo ponernos en contacto con nuestros ángeles. Ellos están observándonos con
muchísima más precisión que nosotros mismos. Pueden recordar cada una de
nuestras aspiraciones. Esto es algo que jamás podríamos igualar, pero, en
cambio, podemos y debemos tratar de recordar todo cuanto hemos hecho en este
mundo. Llevar a cabo una especie de autobiografía mental.
Para preparar esas memorias, o como se las
quiera llamar, tendrás que disponer de algunos momentos particularmente
calificados del día o de l anoche, aquellos en los cuales nuestros procesos
mentales no se ven perturbados por nada y por lo mismo se muestran más activos,
ya que éste será un ejercicio de la mente y la voluntad.
Elije una habitación tranquila o un espacio
abierto, con tal de que allí se produzca el menor número posible de
distracciones. No pongas ninguna clase de música, puesto que este ejercicio ha
de ser una entrega muy seria y de total concentración. Escoge también una silla
cómoda o adopta una postura recta y alerta, de ningún modo relajada ni carente de
un enfoque definido.
Tómate unos minutos antes de acostumbrarte
al ámbito que haya a tu alrededor, que serán aprovechados asimismo para
expulsar de tu mente toda posible preocupación. A renglón seguido, deberás
expresar lentamente una breve oración implorando ayuda y cooperación. Se
elevará esa plegaria a la Altísima Fuente que cada no reconozca como existente
fuera de nosotros, diciendo algo similar al o que sigue:
"Humildemente trato de saber de mí
cuanto pueda saber: quién soy, de dónde provengo, hacia dónde voy, y qué es lo
que deberé hacer en éste mi viaje por este mundo. Pido ayuda y esclarecimiento
para comprender qué significa ser humano, qué significa ser yo. Doy gracias por
el conocimiento e iluminación que necesito para hacer esto."
Después, permanece sentada alrededor de un
minuto y formúlate esta pregunta: "¿Quién soy?". Y a partir de
entonces empieza a contestar, con todos los detalles de que seas capaz, todas
las conexiones y recuerdos posibles. No hay respuestas correctas o equivocadas;
cualquier cosa que "seas" es correcta. Intenta establecer todas las
relaciones, todas tus cualidades y defectos, cada experiencia pasada.
Las afirmaciones que se hagan acerca de
quiénes somos tendrán que contener la mayor exactitud posible. Si se trata de
una cualidad que forma parte de nuestra vida, si es una esperanza que se abriga
para disfrutar durante la vida, si forma parte del pasado o del presente, todo
eso también deberá mencionarse.
Cuando hayas terminado - cosa que puede
demandarte horas e incluso varias sesiones por el estilo - da gracias por todo
lo que eres, lo que has hecho y lo que desearías ser. Para entonces, lo más
probable es que hayas expresado al menos un millar de declaraciones acerca de
quién eres, y te percatarás de cuán complicado es, y con cuántas otras vidas,
las vidas de otros, has tenido que ver. Tus ángeles acudirán en tu ayuda,
porque es importante para ellos que tu propia autoconciencia se acreciente.
Este ejercicio sólo deberás realizarlo una
vez, siempre que le concedas el tiempo y la atención que realmente merece. No
obstante, podrás repetirlo en caso de que quieras agregar más detalles a tus
propias apreciaciones respecto de lo que eres.
INVOCACIONES Y ORACIONES
Voy a darte una serie de oraciones e
invocaciones provenientes de las más diversas fuentes.
Muchas de ellas proceden de los libros de
Hodson que, como ya hemos visto, tenía mucha familiaridad con los Ángeles.
Elegí aquella que más se acomode a tu modo
de ser, repítela y, si es posible, fotocópiala y divúlgala. Así te convertirás
en colaboradora activa en la construcción del famoso puente entre nosotros y
Ellos.
Pero casi tengo la certeza que, si has
llegado en tus estudios a esta parte, ello significa que, desde hace ya mucho
tiempo estás trabajando en la construcción de aquel famoso puente, mucho más de
lo que tu memoria logre recordar.
ORACIONES
A LOS ÁNGELES
SANADORES
¡Os
Saludo, Devas de la sanación!
Venid en
nuestra ayuda.
Verted
vuestra energía curativa
Sobre
este hermano nuestro.
Colmad
cada célula de fuerza vital.
Dad a
cada nervio la paz.
Aplicad
los sentidos torturados.
La onda
de vida que sube
Lleve
calor a cada fibra
Mientras
el cuerpo y el ánima son restaurados
Por
vuestro poder sanador.
Dejad que
un ángel vele,
Que
conforte y proteja
Hasta que
la salud retorne.
Un ángel
que rechace todo mal
Y acelere
el retorno de la fuerza
O
acompañe a la Paz si la Vida se ha acabado.
¡Os
saludo, Devas de la sanación!
Venid en
nuestra ayuda
Compartid
con nosotros las fatigas de la Tierra
Para que
Dios se despierte por medio del hombre.
A LOS ÁNGELES DE LA
NATURALEZA
¡Os
saludo, Devas de la Tierra y del Cielo!
Venid en
nuestra ayuda.
Dad la
fertilidad a nuestros campos,
Desatad
la vida en todas nuestras semillas,
Que
nuestra tierra puede ser fecunda.
¡Os
saludo, Devas de la Tierra y del Cielo!
Venid en
nuestra ayuda
Compartid
con nosotros las fatigas de la Tierra
Y que la
Divinidad interior sea liberada.
MEDITACIÓN PARA CONECTARNOS CON NUESTRO
ÁNGEL GUARDIÁN
1) Siéntate cómodamente
frente a plantas y flores, obsérvalas, conéctate con la belleza de la
naturaleza que se encuentra frente tuyo. Inspira esa belleza y siente como esta
energía de la belleza llega a tu corazón.
Desenfoca la vista y comenzarás a ver una
luminosidad que irradian las plantas que se encuentran frente tuyo. Inspira
profundamente y siente como esa energía, con cada inspiración llena tu corazón
y comienzas a sentir una sensación de amor que sale de tu corazón, pasando por
tu cabeza y se conecta con la planta que se encuentra frente tuyo, y la
sensación de amor sigue creciendo.
2) Plena de energía de
Amor cierra tus ojos e imagina el cielo estrellado a tu alrededor, imagina que
todas las estrellas se conectan contigo. Inspira profundamente y siente como el
Amor en tu interior crece.
Siente como esa energía sale de vos a través
de todos tus poros e ilumina tu cuerpo energético, va hacia el cosmos y regresa
llenándote de más Amor.
Tu ser está conectado con el universo, pleno
de energía.
3) Visualiza sobre tu
cabeza la imagen de un Ángel. Imagina que la luz que sale desde el centro del
corazón del Ángel es blanca y dorada. Inspira y siente como esta luz cubre tu
cabeza y tu rostro. Comenzarás a sentir un cosquilleo en tu coronilla, un tibio
calor que te envuelve.
Inspira aún más profundamente y siente que
esa luz llega a tu corazón. Siente paz y alegría plena. Cuando sientas esto
pide a tu Ángel que te dé una muestra de su Amor generando una coincidencia
favorable para vos y hace un pedido simple para sentir su acción en tu vida.
4) Lleva tus manos
hacia el corazón en señal de agradecimiento a Dios y a tu Ángel. Conserva lo
más posible el estado de felicidad que está en vos en espera de la señal que le
pediste a tu ángel. Una vez que sientas la presencia de tu ángel y su acción en
tu vida, te encuentras preparada para profundizar aún más esa relación y
transformarte en un canal de la luz del Reino Angélico en nuestra tierra.
No está demás que antes de dormir repitas la
tradicional plegaria de nuestra infancia: "Ángel de la guarda, dulce
compañía, no me desampares ni de noche ni de día", solamente para que
nuestro protector sepa que lo tenemos presente.
fuente CREADORA ALEXIIS
MUETTERKEN q.e.p.d y Publicado por Maria Elena Syro P
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