LECCION 10
SOÑAR CON ÁNGELES
Los sueños son una
puerta al inconsciente, pero también una puerta a los reinos sutiles.
Representan largas cartas de tu inconsciente, con frecuencia escritas en un
lenguaje extraño y misterioso. Los sueños son también otro portal por el que
puedes llegar a conocer a tus ángeles y disfrutar de tu relación. Conectarse de
este modo con los Ángeles es fácil y natural; sucede aún cuando no tengamos
conciencia de ello.
El estado de sueño es un
punto de acceso que ofrece especiales ventajas para nuestros compañeros
celestiales, pues cuando dormimos, la mente inconsciente está bien abierta.
Desaparecen las resistencias y los bloqueos de la conciencia (el yo) levanta
para mantener a raya a los Ángeles. La cualidad fluida y espontánea de los
sueños se acerca más al comportamiento de los Ángeles que al estado
reglamentado, muy organizado, en el que existimos los humanos en nuestras horas
de vigilia.
Con frecuencia nuestros
Ángeles se nos presentan en sueños, pero no siempre los recordamos o, si lo
hacemos, no siempre los reconocemos. En el sueño pueden aparecer amigos
íntimos, pero al despertar nos damos cuenta de que nunca los hemos visto. O
pueden presentarse como figuras sabias, poderosas e importantes, no
necesariamente con alas u otros símbolos estereotipados de su identidad, tales
como arpas y halos.
A veces los Ángeles se
presentan bajo formas animales u otras no hacen notar su presencia asumiendo
forma alguna, sino que se puede presentar como una luz intensa, blanca o
dorada.
Otras veces despertamos
con una sensación de bienestar, de que todo está bien, de que estar vivos es
una bendición. Tal vez no recordemos siquiera haber soñado, pero el buen humor
impregna la rutina normal de la mañana, como la luz del sol al iluminar
súbitamente un cielo gris y opaco. Cuando eso ocurre hay una buena posibilidad
de que uno de nuestros ángeles haya hecho una presentación estelar mientras
dormíamos. pregunta a tu Ángel cómo puedes reconocer su presencia en sueños.
Todos nos hemos educado
en la creencia de que existe una separación entre humanos y Ángeles, si acaso
se nos enseñó a creer en los Ángeles. Pero esa separación es sólo un estado de
la mente… ¡de nuestra mente, no de la angelical! En nuestros sueños es posible
cambiar la mente y superar las barreras mentales que hemos erigido a fin de
estar con nuestros Ángeles con toda naturalidad.
Recuerda que no sólo
nuestros compañeros nos buscan en el sueño. El Arcángel Miguel es el guardián
del tiempo de los sueños, así que puedes invocar su vigilante presencia. Y
existe toda una categoría de Ángeles que trabajan con los sueños; su misión es proporcionarnos
información mientras dormimos.
Estos Ángeles rara vez
hacen notar directamente su presencia en nuestros sueños, como nuestros Ángeles
acompañantes. Son primordialmente mensajeros; sólo podemos reconocerlos por los
regalos que nos hacen en el sueño.
Los sueños son elusivos.
El primer paso consiste en recordar tus sueños, lo que es todo un desafío. Es
esencial tener una actitud mental positiva. Basta con comenzar a creer en tus
sueños. Cuando creemos en algo, lo valoramos. Cuando valoramos algo, le
infundimos energía, y aquello en lo que ponemos energía comienza a crecer.
Si te has pasado la
mayor parte de la vida convencida de que no vale la pena recordar los sueños,
no esperes despertar mañana con uno sobre la almohada. Inaugurar una nueva
creencia requiere tiempo. Pero puedes programar de nuevo tu mente consciente
para permitir que te llegue el recuerdo de los sueños. Lo bueno es que puedes
esperar confiado. Los sueños pueden tornarse realidad. Y cuando eso ocurre, son
manifestaciones del deseo más profundo de nuestro corazón. Ellos nos ponen en
contacto con nuestras pasiones.
El deseo apasionado de
conectarte con tus Ángeles es la motivación que te permitirá conocerlos en tus
sueños. Luego viene la diligencia. Debes estar dispuesta a seguir adelante con
el proceso y superar resistencias profundamente arraigadas. Si despiertas con
un sueño en medio de la noche, no te muevas y trata de recobrarlo. Revívelo;
puedes comenzar con cualquier fragmento que recuerdes y permitir que se
expanda. Luego anótalo y ponle fecha antes de volver a dormir.
Cada vez que despiertes
después de haber soñado sigue el mismo procedimiento. Si cambias el cuerpo de
posición puedes perderlo mientras lo revives; por eso debes permanecer quieta y
recordar del sueño todo lo que puedas. Luego anótalo con tantos detalles como
recuerdes. Fecha tus sueños. Hasta puedes dar a cada uno un título que lo
resuma. Eso te ayudará a recordarlo o hallarlo más adelante.
Existe una resistencia
innata a hacer esto y es preciso superarla a conciencia. La resistencia se
presenta también en el hecho de que despertemos ciertos sueños porque no tienen
sentido o porque no recordamos todos los detalles. Pero a medida que los
valores más, descubrirás que la resistencia desaparece.
Por separado te daré
algunas maneras de utilizar al dormir y de estimular el recuerdo de los sueños.
Hay que tener en cuenta
que, aún después de establecer el contacto del sueño, puedes tener que formular
la misma pregunta durante varios días y hasta semanas enteras antes de recibir
o comprender plenamente la respuesta. Y quizás no surja en una aparición
directa de los ángeles. El sueño en sí puede ser la respuesta a tu Ángel. O
quizás se presente en una sola palabra, una imagen o una canción que recordaste
al despertar.
La respuesta también
puede ser el don de un sueño en el que te encontraste volando, sin esfuerzo y
sin alas. Y a veces no llega en un sueño, sino en un suceso o en un instante de
súbita iluminación. Tal vez se presente bajo la forma de una llamada telefónica
casual, hecha por un amigo, en una frase que leas en el periódico de la mañana,
o un fragmento de conversación oído por casualidad en la calle. Lo principal es
permanecer alerta y abierta.
La paciencia te
permitirá perseverar, aunque no obtengas resultados de inmediato. Te ayudará a
tener fe en tus Ángeles, confiando en que, a su debido tiempo, vendrá también
de este modo. La fe te gana el cariño de tus invisibles defensores, además de
crear un espacio para los milagros, que es donde pululan y prosperan. Los
milagros no tienen por qué ser algo que sacuda la tierra. Bien pueden ser
pequeños acontecimientos de tu vida diaria que te hagan sentir bien, reír o
hasta llorar de felicidad.
Puedes registrar tus
sueños en tu cuaderno de Ángeles o aparte, en un diario especial. Cualquiera
que sea, ponlo justo a tu cama cuando te acuestes. Si eres de los que no pueden
despertar y tomar nota sin tomar primero una taza de café, lavarse los dientes
o abrirle la puerta al gato, sería mejor que tuvieras a mano un grabador. El
más conveniente es que el que activa con la voz, para que puedas encenderlo sin
cambiar de postura.
Los sueños son efímeros.
Por eso es mejor anotar (o grabar) lo que recuerdes en cuanto despiertes.
Cualquier actividad tal como levantarte o cambiar de posición, puede barrer
toda una noche de sueños hacia la oscuridad del inconsciente.
Cuando anotes o grabes
lo que ha ocurrido en tu sueño, será útil ponerlo todo el tiempo presente:
"Camino por el bosque. Un búho ulula a poca distancia.. " Ese búho,
sabio ser alado, bien podría ser tu Ángel disfrazado.
A veces, durante el día
salen a la superficie fragmentos del sueño; una escena, una sensación, el
rostro de una persona. Es importante anotar cualquier cosa que recuerdes,
aunque no le encuentres sentido o creas que no tiene importancia. Cada
fragmento merece el respeto de u atención: cuando se la concedes, el mundo de
los sueños se te revela más y más.
Llevar un diario no
sirve sólo para conservar imágenes e información que normalmente olvidarías, sino
también para aumentar tu memoria de los sueños. Al dedicarte a escribir lo que
recuerdas, refuerzas tu intención en un plano físico. Tu intención se origina
en el plano mental. El refuerzo de tu intención obra sobre el inconsciente, así
como sobre la conciencia.
Otra ventaja de llevar
un diario es que puedes releerlo de vez en cuando. Eso te brinda una idea de
dónde has estado y a dónde vas. Puede revelarte sitios de estancamiento y
ayudarte a aclarar sueños desconcertantes, que sólo con el tiempo comienzan a
tener sentido. Un diario de sueños es una herramienta importante para el
crecimiento interior.
El mero repaso de los
títulos que diste a tus sueños puede servirte de clave para marcar temas
recurrentes y bloqueos interiores de los que no tenías conciencia.
Puedes utilizar tu
diario de sueños para desarrollar diálogos con personas, objetos y elementos
que aparecen en los sueños. Este es uno de los mejores medios para decodificar
la compleja simbología que caracteriza a los sueños. Al dialogar, hablas con
aspectos de ti mismo que son inconscientes y aparecen bajo la apariencia de
objetos o de otras personas. Los sueños están llenos de chistes y juegos de
palabras: otra clave de la presencia angélica.
Da rienda libre a tu
imaginación y permítete hablar francamente. Al escribir con libertad puedes
descubrir tus sensaciones ocultas, tus miedos y deseos, además de comprender
cosas que ocurren en tu vida.
EL PERDÓN: EL CAMINO ANGELICAL HACIA LA SANACIÓN
La base de toda curación
es el perdón: la eliminación por decisión propia, de la ira y la rabia
provocadas por las heridas que nos han causado personas o sucesos y el daño que
nos hemos hecho a nosotros mismos. Siempre que hay la necesidad de curar,
existe la necesidad de perdonar. El perdón es el "camino angélico"
que nos conduce a la sanación.
A lo largo de nuestras
vidas en este mundo, todos padecemos el daño que nos causan otras personas y
también hacemos daño a los demás. Muchas veces actuamos sin piedad y
pronunciamos palabras que hieren a los demás, o lo que es lo mismo, dejamos de
decir palabras cariñosas cuando deberíamos, o vemos que alguien nos necesitaba
y le damos la espalda. No importa el nombre que le demos a estos sucesos
(error, karma o pecado): todos causan heridas espirituales que pueden
separarnos de los demás y de nuestra propia alma.
Es una situación
terrible. Provenimos de Dios, que es Uno, que no sólo es omnipotente sino
también inmanente, es la unidad que impregna toda la creación, que rebosa
sabiduría y amor creativo, ¿y qué es lo primero que hacemos cuando somos
conscientes de nosotros mismos? Creamos ruptura, alienación y separación. Y lo
que todavía es peor: aceptamos esto como una forma de vida. Estamos tan
acostumbrados a que nos hagan daño y a hacer daño a los demás y seguir como si
no hubiera pasado nada, que ni siquiera nos damos cuenta de la importancia de
la sanación que necesitamos. Nos sentimos demasiado heridos para preocuparnos
por ello.
Nuestros Ángeles
consideran que esta situación es intolerable. Ellos son mensajeros perfectos,
perfectos transmisores del amor y la gracia de Dios. No pecan ni hieren a
ninguna criatura; en su sociedad no existen las divisiones. Lo único que desean
es que el amor, la armonía y la perfecta paz de Dios habiten en nosotros,
porque estas cualidades forman parte de ellos. Odian vernos aislados de
nosotros mismos y de los demás. Saben que es antinatural.
Por este motivo, los
Ángeles están dispuestos a ayudarnos en cualquier momento para que seamos
capaces de perdonar a los demás y comprender la necesidad de pedir perdón
cuando hemos herido a otra persona. Siempre que perdonamos o pedimos perdón,
los Ángeles están junto a nosotros y nos ofrecen su amor y su apoyo.
El perdón y la curación
son inseparables. El perdón, tanto si lo damos como si lo recibimos, es lo que
inicia el proceso que nos cura estas terribles heridas. Es la medicina más
poderosa que existe, porque detiene la infección que las heridas pueden causar
y prepara el terreno para que el amor las sustituya a través de la reconciliación.
El perdón no es una
emoción, un sentimiento de benevolencia o compasión. Se puede describir como un
acto voluntario mediante el cual decidimos eliminar una herida. Decidir
perdonar algo que nos ha hecho daño no significa tolerarlo ni quitarle importancia.
Significa que hemos decidido no retener la herida, no llevarla en nuestro
corazón y no utilizarle en contra del individuo que la causó.
Ser capaz de tomar una
decisión así ya es una forma de curarse, porque evita que una herida se infecte
más. Y cuando el perdón abre las puertas a la paz de la reconciliación,
entonces el amor también puede entrar y eliminar cualquier rencor, incluso el
más antiguo e intenso. En la mayoría de los casos, nuestro problema es que nos
sentimos tan heridos, que pensamos que podemos vivir con el rencor y no nos
esforzamos por conseguir la reconciliación, que es lo único que aliviará
nuestro dolor.
La manera más sencilla
de perdonar es cuando alguien pide ser perdonado. Pero también somos capaces de
perdonar aunque la persona que nos haya herido no quiera o no pueda pedirlo,
porque el perdón depende de nuestra voluntad y proviene de la comprensión, el
conocimiento y la conciencia.
El perdón no siempre es
algo instantáneo, por supuesto. A veces se necesita mucho tiempo para perdonar.
A veces se necesita toda una vida. Antes de tomar la decisión de perdonas
conscientemente, tenemos que crecer en comprensión e iluminación, y a menudo
tenemos que reafirmar varias veces nuestra decisión antes de que los
sentimientos heridos aparezcan de nuevo.
A veces se necesita más
que toda una vida para perdonar. Parecería que la noción católica de
"purgatorio" es precisamente eso: una casa de sanación después de
abandonar este mundo, una escuela para aprender lo que todavía tenemos que
aprender y que deberíamos haber aprendido mientras estábamos en la tierra.
Si aceptamos el hecho de
que somos hijos de Dios, debemos comprometernos totalmente a vivir una vida
gobernada por el amor, que sea digna de nuestro Creador. No sólo tenemos que
esforzarnos por estar en paz con nosotros mismos y con los demás, sino que
también debemos trabajar para perdonar a todos aquellos que nos hayan herido u
ofendido. No debemos hacer concesiones con las heridas mortales. No tenemos
derecho a pensar que podemos vivir con una herida. Debemos esforzarnos para
curarlas, porque fuimos creados para alcanzar la plenitud.
Esto significa que
cuando el amor no está presente en nuestros actos, cuando hacemos algo que
hiere a otras personas, debemos pedirles perdón. No importa cuál fuera nuestra
intención; si hacemos daño a alguien, aunque sea involuntariamente, necesitamos
pedirle perdón.
En una ocasión, San
Pedro le preguntó a Jesús cuántas veces tenía que perdonar a alguien, y Jesús
respondió que setenta veces siete. Con estas palabras quería explicar que no
existen límites para el perdón.
El perdón no es
simplemente una cuestión ente dos individuos; Dios también tiene mucho que ver
con ello. Cuando hemos hecho daño a alguien, a nosotros mismos o incluso a
nuestro entonces, también debemos pedir perdón a Dios. Dios creó un bello y
perfecto orden en el mundo. Siempre que rompemos esta armonía creando división
y separación, sin respetar el plan divino, debemos pedir a Dios que nos
perdone, y no sólo eso, sino también que nos ilumine y nos conceda una mayor
capacidad de comprensión para poder crecer y reparar el daño que hayamos
causado.
Dios, cuya compasión es
infinita, siempre se apiadará de nosotros y nos perdonará, y además nos
concederá la sabiduría y la gracia que necesitamos para mejorar nuestras vidas.
Con frecuencia los
Ángeles actúan como mediadores: nos hacen llegar estos dones que Dios nos
concede e intentan ayudarnos para que los utilicemos correctamente. Los Ángeles
viven de acuerdo con el amor y la luz de Dios de forma muy diferente a
nosotros, al menos mientras estamos en este mundo. Todo lo que hacen está en
armonía con el plan divino.
A veces el mayor
obstáculo que nos impide alcanzar la curación es nuestra incapacidad de
perdonar nuestras propias faltas, incluso cuando nuestra fe nos dice que Dios
nos ha perdonado, y las demás personas implicadas también nos han ofrecido su
perdón. Si no podemos perdonarnos a nosotros mismos, es por culpa de nuestro
amor propio, ya sea por exceso o por defecto. A veces nos vemos tan
despreciables que no somos capaces de convencernos de que merecemos ser
perdonados por algún error que hemos cometido. No nos amamos ni nos
consideramos dignos de ser amados.
EL ÁNGEL DE LA FE
La FE no es al creencia
irracional sino la secreta confianza, más allá de las apariencias y de las
limitaciones del ego.
La falta de Fe es como
una especie de ceguera para con el mundo espiritual; la Fe es la visión del
alma. Al pertenecer a otro nivel de realidad que también engloba la nuestra, la
FE todo lo puede.
La Fe descansa en la
providencia, mientras que la duda se apoya en la ignorancia, en el temor.
Cuando invocamos al
Ángel de la Fe, nos sentimos bien plantados, enfrentando las limitaciones que
tenemos dentro de nosotros y alrededor nuestro, y una vez que hemos
reestructurado nuestra Fe y nuestro idealismo, entonces podemos empezar a
concretar nuestra espiritualidad, recién hallada, traduciéndola en acción.
Nos da capacidad de
compartir lo que tenemos y seguir siendo lo que somos; puede llevarnos simultáneamente
no sólo hacia la superior comunión que tal vez busquemos, sino también hacia la
solidez y la estabilidad de las relaciones que son capaces de resistir y
reconstruirse a pesar de las fluctuaciones internas y externas de nuestras
vidas cotidianas.
Nos permite darnos
tiempo de quietud para sintonizarnos con nuestro centro y despejar de nosotros
los escombros de cada día; dejar que nuestros sentimientos sigan su propio
curso.
El Ángel de la Fe
declaró que: "Si quieres volar y no sabes cómo ni adonde o cómo puedes
elevarte de la tierra, las alas las puedes desplegar muy velozmente con tu
fe".
"Imagina que en tu
espalda cada una de tus fibras se convierte en hilos de luz blancos y celestes
que se van entretejiendo lentamente hasta que sientas que se convierten en
alas.
"Elévate con ellas
hasta el lugar más sagrado que imagines; podrás ir a una montaña, a un lago, a
una inmensa llanura o a un lugar imaginario.
"Remóntate, vuela y
logra el milagro mayor: te elevarás con tu corazón y sentirás la liviana
sensación de amor que es la fe en tu libertad interior".
ÁNGELES DE LA ENERGÍA
Se entiende como energía
espiritual; es la carga de la fuerza, de entusiasmo, es el empujón con el que
los seres humanos dan comienzo a sus proyectos, a sus actividades. Sin esto, la
vida sería un escuálido trajín carente de alegría y de interés.
Estos Ángeles están
presentes en cada ritual, en cada ceremonia religiosa, sobre la cual derraman
la flamante fuerza de la que son portadores.
PROGRAMACIÓN ANGÉLICA NRO. 3
Apertura hacia el Ángel
Siéntate cómodamente en
tu "espacio sagrado" con los pies bien apoyados contra el suelo y los
ojos cerrados. Sentí la presencia de tu Ángel cada vez más cerca de ti.
Imagínate que sus alas te envuelven dulcemente.
Inspira y expira suavemente
y sentí la presencia de tu Ángel cada vez más cerca de ti. Inspira esta
intimidad y deja que surja de tu interior una pregunta.
Concentra la atención en
tu corazón. Presenta la pregunta que piensas hacer en tu corazón, visualizando
en él las palabras escritas.
Cuando escuches las
palabras en tu corazón, abre los ojos y escribí la pregunta en un papel. Vuelve
a cerrar los ojos.
Con las palabras de tu
pregunta en tu corazón y en tu mente, entra en contacto con tu profundo deseo
de escuchar la voz de tu Ángel. Escucha en tu corazón y en tu garganta.
Mantente consciente de cada sensación que emerge. Los Ángeles llegan a nosotros
a través de los sentimientos, de modo que ésta puede ser la primera forma de
contacto. Deja salir los sentimientos y abrirte a las palabras que llegan.
Escribí todo lo que
recibas, ya sean palabras, imágenes o sensaciones.
Recordad agradecer a tu
Ángel el mensaje. Relee lo que has recibido.
fuente
CREADORA ALEXIIS MUETTERKEN q.e.p.d y Publicado por Maria Elena Syro P
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